Naufrago en el mar de
la consciencia,
sin tinta en el
cuaderno de bitácoras.
Rehén barato de la
existencia,
de luces desertoras.
Partisano de un
propio mundo,
bajo el velo del
combate.
Herido y vagabundo,
maniquí del infinito
escaparate.
Con la mirada en la
flecha del segundo,
juez y verdugo del
debate.
Coleccionista del
deseo profundo,
portando los retales
de los sueños en un viejo petate.
Comercial de la
consecuencia,
producto del exterior y las prisas.
Recolector con urgencia,
del interior de sus repisas.
Recolector con urgencia,
del interior de sus repisas.
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