Atrapado en mil
palabras,
adelantando en su
reino al tiempo.
Viviendo un reloj que
no marca,
en la orilla de
cientos de paginas.
Paseando perdido por
la historia,
robando imaginación
del saco perdida.
Manos quemando cada
victoria,
de lectura degustada
con medida.
Tacto de magia terciopelo,
tinta batallada a
compás,
mirada clavada en ese
señuelo,
narrador inquieto
para los demás.
Late la fortuna por
este momento,
olvidando la calle de
la rutina.
Cierro la puerta de
cemento,
y disfruto una vez
más de tu compañía.
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