Ahogando el corazón
al destino,
testigo sumiso de
libertad.
Rozando cada puerta
del camino,
gritando al silencio
en su eternidad.
El momento del vivir,
con pasos que
atrapan.
Tormenta de letras
por escribir,
y alarmas de temor
que se escapan.
Dedos pincelados de
sentimientos,
pecados de papel.
Brota tinta de mil
vientos,
conducida por carne
de pincel.
Soñando a la deriva,
capitán con zapatos
del mañana.
Amante del escriba,
mordiendo la magia de
esa manzana.
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