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miércoles, abril 25, 2012

El arbol confundido




     Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.

      Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: "No sabía quién era."
Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. "¿Ves que fácil es?"
No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y "¿Ves que bellas son?"

      Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.
Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:

- No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución: "No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas... Sé tu mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior." Y dicho esto, el búho desapareció. 

    ¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? Se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto, comprendió... Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole: 

     "Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje...
Tienes una misión "Cúmplela". 

     Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.
Y tú... ¿dejas crecer el roble que hay en ti?
En la vida, todos tienen un propósito que cumplir, un espacio que llenar.
No permitas que nada ni nadie te impida conocer y compartir la maravillosa esencia de tu ser.

Extraido: Internet (http://cosasksolomegustanami.blog.com.es/)

Huelva


Arte en tus mágicas calles,
locura de aire de tus marismas.
Contigo la ilusión de tus gentes,
música en los bares con guitarras.


Tu recuerdo viaja por mi mente,
paseos acariciando tu atardecer.
Los candados de sueños en tu puente,
el tiempo rendido en tu plaza de la Merced.


Arropan tus muros la libertad,
regalándome momentos bañados de serenidad.
En tus páginas  cuentan las palabras y no la velocidad,
por eso, al recordarte, me lleno de felicidad.

domingo, abril 22, 2012

La princesa de fuego




Hubo una vez una princesa increíblemente rica, bella y sabia. Cansada de pretendientes falsos que se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:

- Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro.

El joven se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante.

Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo importante. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la princesa salían encantados por su carácter y cercanía, y su sola prensencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de fuego".
Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días.

Autor:  Pedro Pablo Sacristan

Caminando


La magia de lo que importa,
la caricia de un mar de risas.
Es la estrella que marca mi vida,
navegando por el atardecer de las marismas.

Pintas con mil miradas mi cielo,
dando pinceladas de sentimiento.
Artista de corazón sincero,
que caminas de la mano, con el amor eterno.

Y nuestro camino sigue creciendo,
abriendo ventanas de ilusiones a su vera.
Y, te lo confieso soñando,
me encanta caminar contigo a la luna llena.


martes, abril 03, 2012

¿Quién es más estúpido?


 
El viejo sabio salía del agua chorreando y sus discípulos, sentados en la orilla, reían, burlándo­se de él porque le habían visto tropezar en las piedras y caer al río. El sabio les miraba con semblante severo, parecía enojado, lo que hizo redoblar las risas. Le vieron desnudarse, encen­der un fuego y poner su ropa a secar.
Para aquellos jóvenes, que seguían las ense­ñanzas de su maestro cada día, verle caer en el agua había sido una revelación.
Sin decir una palabra, el sabio volvió a po­nerse la ropa en cuanto estuvo seca y, siempre en silencio, saltó al río y lo cruzó, haciendo signos a sus discípulos de que le siguiesen.
¿Qué tenían que hacer? ¿Iba el maestro, se­gún su costumbre, a enseñarles una lección pro­funda? Cada uno de ellos a su vez saltó al agua y llegó a la otra orilla.
Entonces el sabio les preguntó sonriendo:
¿Quién es más estúpido, el que tropieza o el que no hace más que seguir?
Extraido: Internet, autor (Fun Chang)

Los sonidos del bosque




Un rey mandó a su hijo a estudiar a un templo de un gran maestro
con el objetivo de prepararlo para que sea una gran persona.

Cuando el príncipe llegó al templo, el maestro lo mandó sólo hacia el bosque.
El tendría que regresar un año después, con la tarea de describir
todos los sonidos del bosque.

Cuando el príncipe regresó al templo al cabo de un año,
el maestro le pidió que describiera todos los sonidos que había podido
oír.

Entonces dijo el príncipe:

"Maestro, pude oír el canto de los pájaros, el ruido de las hojas,
el revoloteo de los picaflores, la brisa acariciando las hierbas,
el zumbido de las abejas, el sonido del viento surcando los cielos".

Y al terminar su relato, el maestro le pidió que regresara al bosque
para oír más, todo lo que fuera posible.

Intrigado, el príncipe obedeció la orden del maestro, pensando:
"No entiendo, yo ya distinguí todos los sonidos del bosque..."

Pasó días y noches enteras en soledad oyendo, oyendo, oyendo..
pero no consiguió distinguir nada nuevo,
además de aquello que le había dicho al maestro.

Sin embargo, una mañana, comenzó a distinguir sonidos vagos,
diferentes a todo lo que había oído antes.

Y cuanta más atención prestaba, los sonidos se volvían más claros.
Una sensación de encanto envolvió al muchacho.

Pensó: "Esos deben ser los sonidos que el maestro quería que oyera..."
Y sin prisa, permaneció allí oyendo y oyendo, pacientemente.

Quería estar seguro de que estaba en el camino correcto.
Cuando volvió al templo, el maestro le preguntó qué más había podido oír.
Paciente y respetuosamente el príncipe le dijo:

"Maestro, cuando presté atención pude oír
el inaudible sonido de las flores abriéndose,
el sonido del sol saliendo y calentando la tierra
y el de las hierbas bebiendo el rocío de la noche..."

El maestro sonriendo, asintió con la cabeza en señal de aprobación, y dijo:

"Oír lo inaudible es tener la calma necesaria para convertirse
en una gran persona".

Extraido: Internet (http://el-adagio.blogspot.com.es/), autor desconocido.

Dia de lluvia



Me encantas cuando estas tapado, 
porque eres el pregonero de mi conciencia. 
Llevándome por un camino encapotado, 
con pasos de infinita inocencia.



Y cae tu primera gota, 
como la primera palabra que surge de mi imaginación. 
Y en tu suelo mojado brota una nota, 
con reglas rotas de razón.



El tiempo ya no dice nada, 
los segundos cabalgan bajo tu mirada. 
Y el silencio que dibujas en tu manto,
me regala la magia de este momento.

La Riqueza




Un día como cualquiera, un padre de una familia adinerada llevó a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito  que su hijo viera cuan pobre era la gente que vive en el campo.
Estuvieron pasando todo el día y la noche en una granja de una familia campesina muy humilde.
Al concluir el viaje, ya de regreso a casa, el padre le pregun­ta a su hijo:

Padre: - ¿Qué te pareció el viaje?

Hijo: - Muy bonito, papa

Padre: - ¿Viste lo pobre que puede ser la gente?

Hijo: - Si

Padre: - ¿Y qué aprendiste?

Hijo: Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cinco. Nosotros tenemos una piscina larga hasta a la mi­tad del jardín, ellos tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta la muralla de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte. Ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia, tú y mi mamá tienen que trabajar todo el día y casi nunca los veo.

Al terminar el relato, el padre se quedó mudo, y su hijo agregó:

- Gracias papá, por enseñarme lo ricos que podemos lle­gar a ser!!!


Extraido: Internet, autor desconocido