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martes, marzo 28, 2017

La ciudad



Sombra de la ciudad sin camino,
cielo lejano de la mirada.
Pradera de asfalto sin campesino,
fatigado el tiempo en la esquina olvidada.

Ventanas tatuadas de la necesidad,
mercado negro del alma.
Ríos brotados de la propiedad,
bailes a velocidad sin calma.

Flores marchitas y desnudas de lo genuino,
luz de la melancolía sentada.
Tintes de escultor clandestino,
y barro de engaño enfundando la madrugada.

Aire miope de libertad,
frontera de una razón sin mapa.
Bálsamo del letargo de la soledad,
y arrugas del verso en la capa.

La hoja que quería volar


     Una hoja, que estaba bien sujeta a la rama de una árbol, un día al ser calentada por los rayos del sol, comenzó a tomar consciencia de Ser y de su existencia. Al mirar a su alrededor, pudo contemplar la magnitud de la creación que le acompañaba, el sol, las nubes,la tierra verde,las montañas, donde ella estaba sujeta a la rama, y de ahí continuo al tronco bien plantado en la tierra.
Era muy feliz con lo que tenia sintiendo su seguridad en las raíces del árbol, sentía el calor del sol en su cuerpo, ((como el aire la mecía)) veía el baile de las mariposas y los pájaros cantar; se posaban en su rama y cuando echaban a volar ese mecer de la rama donde ella estaba la hacia sentir la libertad que ellos tenían… se preguntaba: que se podrá ver más allá? estaba excitada de alegría de cada pajarillo que se apoyaba en su rama, por la emoción que sentía al movimiento rítmico cuando se echaba a volar… y ahí comenzó su sueño…
Se dormía soñando quería tener alas como los pájaros deseando despertar y ver volar a las mariposas, volaba en la imaginación cada vez que la rama se agitaba cerraba los ojos y se dejaba llevar por la sensación de liviandad que le producía..
Y así paso el verano, las tardes se iban haciendo mas cortas notaba que los rayos del sol que la hicieron despertar ya no calentaban tanto, asombrada comenzó a ver como cambiaba su vestido de una tonalidad verde se iba coloreando con un rojizo y mirando a su alrededor vio asombrada como el paisaje que se erguía con su mismo tono verde en todo su entorno tiempo atrás, también se tornaba rojo no sabia porque pero le gustaba ese nuevo vestido que la naturaleza le había regalado.
Miraba las demás hojas pero no les notaba que se movieran con la misma vida que lo hacia ella, estaban serias, casi no parpadeaban no tenían la alegría que manifestaba en su colorido; Un día de lluvia al despertar como otros muchos, hizo un balance a su alrededor observando, se sintió mas sola de lo normal, faltaban hojas a su alrededor, oh!! donde se abrían ido..? si todas estaban sujetas a las ramas, como podían haberse movido, habrían realizado su sueño.. podrían volar??
Y cual fue su sorpresa cuando miro al suelo y las vio allí tendidas cubriendo como un manto el suelo habían cambiado de color… estaban amarillas no se movían..
Las mariposas ya no la iban a visitar, los pájaros que tanto cantaban en su rama ahora se formaban en grupos, se comentaba algo de un largo viaje… cruzando el mar… que seria el mar ?? buscando el sol, el calor… seguían comentando los pajarillos y ante su curiosidad les pregunto..:
Donde vais? porque os estáis formando en grupos para viajar, que es el mar?
entonces la respondió:
El mar es inmenso, es una llanura infinita de agua.. hasta donde tus ojos alcanzan a mirar y más; volamos buscando las tierras mas cálidas que se encuentran al otro lado del océano.
Qué nostalgia de repente invadió su pequeño cuerpecito… se iban.. y que iba ha hacer ella estaba asustada, pedía con todas sus fuerzas que su sueño se hiciera realidad quería volar, ella también quería cruzar el océano a tierras cálidas encontrar mas hojas con las que compartir.
Llego la noche, mirando el cielo cubierta por un manto de estrellas pedía… pedía, y así… se quedo dormida pidiendo que su sueño se hiciera realidad; pero cual fue su sorpresa al despertar:
oh!! que esta pasando.. su cuerpecito que siempre había estado sujeto con firmeza a la rama que le daba seguridad, comenzaba a soltarse.. podía ver como mas de la mitad de su base estaba separada ya… sentía cual era su final.. yacer inerte, inmóvil, como el resto de las hojas.. ese era su fin… para que servia pedir.. nadie la escuchaba.. se estaba soltando para caer al vacío… y se abandono a su suerte.
Ese día casi no sonrrió a los pocos pajarillos que quedaban, ya no quería sentir esa libertad.. para que iba a soñar.. ella sabia perfectamente cual era su destino y así se durmió.. dejándose llevar una vez más por la cálida sensación de ese sueño en el que volaba libre, una lagrima se deslizo por su vestido que empezaba a tornarse amarillo, se quedo mirando la poca sujeción que le quedaba a la rama, no sabia si despertaría así… o yacería en el suelo…
Pero decidió dar las gracias por todo lo que había vivido, por todo lo que había podido sentir…. la lluvia deslizarse sobre ella, el calor de los rayos del sol por la mañana, el aire fresco, el baile de las mariposas y los pájaros.. sus amigos que fueron el inicio de su sueño.. y así con una sonrisa en sus labios se quedo dormida feliz.. muy feliz por todo lo que había vivido.
Mientras tanto… la magia de la naturaleza había sido participe de todo su soñar, siempre atenta a todos sus hijos… no hay nada que a ella se le escape, la miro.. y miro en su corazón.. que resplandecía de bondad y gratitud.. aun sabiendo del destino que la aguardaba se sentía feliz y agradecida, miro en sus anhelos mas profundos y vio que su mayor deseo era volar.. se hacia de día.. sus pies de hoja se soltaban por instantes de la rama, esa rama que había sido su sujeción durante toda su vida ahora dejaba de serlo.. se soltaba y no podía hacer nada, pero así tenia que ser la vida continuaba es parte del ciclo y a él se entrego.
Al alba, cuando el primer rayo de sol toco su cuerpo la pequeña sujeción que tenia se soltó…. comenzó a caer era consciente estaba despierta, su mirada estaba al cielo sintiendo esa sensación que anhelaba era feliz… volaba… En ese momento solo sentía gratitud en la pureza de su corazón, estaba feliz por los pájaros sus amigos por lo menos podrían realizar su sueño…
De repente, un soplo de viento comenzó a sujetarla, un cálido escalofrío recorrió su tallo y un volcán de sensaciones en una explosión de colores inundo todo su cuerpo de hoja, la madre en una inmensa compasión que la envuelve y el amor por todos sus hijos decidió regalarla ese soplo de luz y de creación, el viento paro.. se dio cuenta que podía volar donde sentía que quería ir se movía, iba sin más se dirigía hacia el cielo, sus movimientos eran gráciles y sutiles, hacia arriba hacia abajo de repente vio que la empezaron a rodear, eran sus amigos los pajaros, podía volar… !!! su sueño hecho realidad y voló… lejos hasta cruzar el mar.. en completa LIBERTAD!!!
En una reflexion se dio cuenta, que las cosas nunca son lo que parecen, a veces aunque se vean las cosas que llegan a su fin… que todo se termina.. eso solo es el inicio, el principio de otras !!! y si confiamos con todas nuestras fuerzas y seguimos nuestros sueños creyendo en ellos, se haran realidad, porque nada es para siempre, todo esta sujeto a cambios en la impermanencia…
Extraído: Internet, http://www.shurya.com

jueves, marzo 23, 2017

Cambiando el mundo


     Un buen día dejaron a un cura el cuidado de un niño durante una tarde; era un niño revoltoso como él solo. Después de un par de horas, el cura estaba desesperado porque el niño no paraba un instante y se acercaba la hora del sermón. Como tenía que hacer algo para que estuviese entretenido, mientras hojeaba una revista se le ocurrió una gran idea: arrancó una hoja de la revista en la que aparecía un mapamundi, la hizo añicos con cuidado y entregó los papelitos al niño diciendo:
- Aquí  tienes un rompecabezas, es el mapa del mundo, a ver si para cuando termine el sermón lo tienes montado.
El cura fue a cambiarse convencido de que el pequeño tendría para unas horas, si es que alguna vez llegaba a terminar el puzle. El niño miró los trozos de lo que parecía una misión imposible, «arreglar el mundo». Como los niños son curiosos, se fijó en el reverso de uno de los trozos y vio que era la cara de una persona. Entonces dio la vuelta a todos los trozos. Cogió una hoja y sobre ella comenzó a ensamblar aquel rostro desconocido. Cinco minutos más tarde, la cara estaba perfectamente montada, así que puso otra hoja encima del rostro y le dio la vuelta.
En ese momento el cura regresó ya preparado para ir a dar su sermón; tan sólo habían pasado cinco minutos cuando el niño orgulloso le mostró el mapamundi recompuesto. El párroco, sorprendido, no daba crédito a sus ojos y le preguntó:
- Pero ¿cómo lo has hecho? ¿Cómo has arreglado el mundo?
A lo que el ingenioso niño respondió:
- No, yo no he arreglado el mundo, eso era muy difícil, pero vi que detrás había una persona y cuando la persona estuvo bien, el mundo también lo estuvo.
Ése fue el sermón que dio el cura aquel día: «Cuando tú estás bien, el mundo está bien», cuando tú estas bien con el mundo parece estar mejor, por eso tienes que invertir en ti, para crecer, aprender y comprender; porque cuando te sientes bien emocionalmente, te sientes fuerte, con la capacidad para pasar a la acción, te sientes más seguro ante las situaciones a las cuales has de enfrentarte y más optimista de cara al futuro.
Extraído: Donde tus sueños te lleven, Javier Iriondo

Viaje y momento



Naufrago en el mar de la consciencia,
sin tinta en el cuaderno de bitácoras.
Rehén barato de la existencia,
 de luces desertoras.

Partisano de un propio mundo,
bajo el velo del combate.
Herido y vagabundo,
maniquí del infinito escaparate.

Con la mirada en la flecha del segundo,
juez y verdugo del debate.
Coleccionista del deseo profundo,
portando los retales de los sueños en un viejo petate.

Comercial de la consecuencia,
producto del exterior y las prisas.
Recolector con urgencia,
del interior de sus repisas.

viernes, marzo 17, 2017

La integridad



Se dice que cierto día salieron a pasear juntas la Ciencia, la Fortuna, la Resignación y la Integridad.

Mientras caminaban dijo la Ciencia: 
Amigas mías, pudiera darse el caso de que nos separáramos unas de otras y sería bueno determinar un lugar donde pudiéramos encontrarnos de nuevo. 
A mí, podréis encontrarme siempre en la biblioteca de aquel sabio Dr. X, a quien, como sabéis, siempre acompaño.

En cuanto a mí expresó la Fortuna - me hallaréis en casa de ese millonario cuyo palacio está en el centro de la ciudad.

La Resignación dijo por su parte:
A mí podréis encontrarme en la pobre y triste choza de aquel buen viejecillo a quien con tanta frecuencia veo y que tanto ha sufrido en la vida.

Como la Integridad permanecía callada, sus compañeras le preguntaron:

Y a ti, ¿dónde te encontraremos?

La Integridad, bajando tristemente la cabeza, respondió:

- A mí, quien una vez me pierde jamás vuelve a encontrarme.

"Quien pierde su integridad y su honradez lo ha perdido todo".


Extraído: Internet, http://www.nuestraedad.com.mx

Crece


Rehén de la conciencia del hielo,
profundo viajero de paso lento.
Luna de madrugada del desvelo,
vida escrita en movimiento.

Trovador de versos por fusil,
salvador de verdades.
Observador de compasión sutil,
amante cantar de libertades.

Farero de función al cielo,
dulce espectador de cada momento.
Palabra de terciopelo sin velo,
comensal de los platos del conocimiento.

Camarero de aire gentil,
con la carta de las oportunidades.
Soñador de la mano de su candil,
partisano de las soledades.

Olvida en el desierto el pañuelo,
enciende el fuego del talento.
Muerde el momento con anhelo,
y coge el atajo del sentimiento.

martes, marzo 14, 2017

Espera, camina y siente



Pellizca con tus dedos el viento,
atrapando el silencio sin palabras.
Rinde la derrota su último aliento,
dejando su vuelta a un quizás.

Acunando la voz callada,
dentro de la fuente de los sentimientos.
Pintando el alma sellada,
escondida la razón de los intentos.

Olvida el necio del tiempo,
queda a solas el desorden de las esperas.
Y entre un mar eterno,
navega bajo el timón de tus voces consejeras.

Bajo el cielo de la luna olvidada,
disfruta de tus banderas sinceras.
Testigo de tu mente iluminada,
viaja al compás de tus emociones mensajeras.

Dolor y sal



Un buen día, un maestro hindú se cansó de escuchar las quejas de su discípulo y decidió darle una lección. Le envió a buscar un puñado de sal. Cuando este regresó, le pidió que tomara un poco de sal y la echara en un vaso de agua, para luego beberla.
– ¿Qué tal sabe? – le preguntó el maestro.
– ¡Está salada y amarga! – respondió el discípulo.
El maestro, con una sonrisa en el rostro, le pidió que le acompañara al lago. Le pidió que echara la misma cantidad de sal y que bebiera el agua. Así lo hizo el joven.
– ¿A qué sabe el agua? – le volvió a preguntar.
– Está muy fresca.
– ¿Te supo a sal?
– No, en absoluto.
Entonces, el maestro le dijo: “El dolor que hay en la vida es como la sal. La cantidad de dolor siempre es la misma, pero el grado de amargura que probamos dependerá del recipiente donde versemos la pena. Por tanto, cuando experimentes dolor, lo único que debes hacer es ampliar tu perspectiva sobre las cosas. Deja de ser un vaso de agua y conviértete en un lago”.
 Recuerda que siempre es tu decisión qué hacer con tu dolor emocional: verter el dolor en un vaso o en un lago.
Extraído: Internet, http://www.baojpsicologos.es  

jueves, marzo 09, 2017

El pescador y el deseo


“El genio liberado de su lámpara le dice al pescador: 
-Pide tres deseos y yo te los daré. ¿Cuál es tu primer deseo? 
Tras meditarlo un rato, dice el pescador: ‘Me gustaría que me hicieses lo bastante inteligente como para hacer una elección perfecta de los otros dos deseos’. 
-Hecho –dice el genio–. Y, ahora, ¿cuáles son tus otros deseos? 
El pescador medita de nuevo durante un momento, y contesta: 
-Gracias. No tengo más deseos.”
Extraído: Internet, cuento sufí, http://www.alexrovira.com

Empieza el camino


Comienza el viaje al interior,
sin mas brújula que el pensamiento.
Descendiendo los peldaños con valor,
y la mirada envuelta en el conocimiento.

Viaje a la riqueza del mayor emperador,
cargado de la mochila del descubrimiento.
Iluminando los deseos con resplandor,
dejando atrás la venda de las respuestas del sufrimiento.

Rompiendo las reglas del rencor,
sin voz a la fuerza del lamento.
Alejando los bailes de los reproches de perdedor,
Derramando bajo la espalda la capa del remordimiento.

Cambia el paso del nacimiento,
valora de nuevo sin temor.
Descansa el cansancio contento,

vuelve a ser, de tu vida, el autor.

miércoles, marzo 08, 2017

Pedro y el hilo mágico




Pedro era un niño muy vivaracho. Todos le querían: su familia, sus amigos y sus maestros. Pero tenía una debilidad. – ¿Cuál?
Era incapaz de vivir el momento. No había aprendido a disfrutar el proceso de la vida. Cuando estaba en el colegio, soñaba con estar jugando fuera. Cuando estaba jugando soñaba con las vacaciones de verano. Pedro estaba todo el día soñando, sin tomarse el tiempo de saborear los momentos especiales de su vida cotidiana.
Una mañana, Pedro estaba caminando por un bosque cercano a su casa. Al rato, decidió sentarse a descansar en un trecho de hierba y al final se quedó dormido. Tras unos minutos de sueño profundo, oyó a alguien gritar su nombre con voz aguda. Al abrir los ojos, se sorprendió de ver una mujer de pie a su lado.
Debía de tener unos cien años y sus cabellos blancos como la nieve caían sobre su espalda como una apelmazada manta de lana. En la arrugada mano de la mujer había una pequeña pelota mágica con un agujero en su centro, y del agujero colgaba un largo hilo de oro.
La anciana le dijo: 
“Pedro, este es el hilo de tu vida. Si tiras un poco de él, una hora pasará en cuestión de segundos. Y si tiras con todas tus fuerzas, pasarán meses o incluso años en cuestión de días” 
Pedro estaba muy excitado por este descubrimiento. “¿Podría quedarme la pelota?”, preguntó. La anciana se la entregó.
Al día siguiente, en clase, Pedro se sentía inquieto y aburrido. De pronto recordó su nuevo juguete. Al tirar un poco del hilo dorado, se encontró en su casa jugando en el jardín. Consciente del poder del hilo mágico, se cansó enseguida de ser un colegial y quiso ser adolescente, pensando en la excitación que esa fase de su vida podía traer consigo. Así que tiró una vez más del hilo dorado.
De pronto, ya era un adolescente y tenía una bonita amiga llamada Elisa. Pero Pedro no estaba contento. No había aprendido a disfrutar el presente y a explorar las maravillas de cada etapa de su vida. Así que sacó la pelota y volvió a tirar del hilo, y muchos años pasaron en un solo instante. Ahora se vio transformado en un hombre adulto. Elisa era su esposa y Pedro estaba rodeado de hijos. Pero Pedro reparó en otra cosa. Su pelo, antes negro como el carbón, había empezado a encanecer. Y su madre, a la que tanto quería, se había vuelto vieja y frágil. Pero el seguía sin poder vivir el momento. De modo que una vez más, tiró del hilo mágico y esperó a que se produjeran cambios.
Pedro comprobó que ahora tenía noventa años. Su mata de pelo negro se había vuelto blanca y su bella esposa, vieja también, había muerto unos años atrás. Sus hijos se habían hecho mayores y habían iniciado sus propias vidas lejos de casa. Por primera vez en su vida, Pedro comprendió que no había sabido disfrutar de las maravillas de la vida. Había pasado por la vida a toda prisa, sin pararse a ver todo lo bueno que había en el camino.
Pedro se puso muy triste y decidió ir al bosque donde solía pasear de muchacho para aclarar sus ideas y templar su espíritu. Al adentrarse en el bosque, advirtió que los arbolitos de su niñez se habían convertido en robles imponentes. El bosque mismo era ahora un paraíso natural. Se tumbó en un trecho de hierba y se durmió profundamente.
Al cabo de un minuto, oyó una voz que le llamaba. Alzó los ojos y vio que se trataba nada menos que de la anciana qu muchos años atrás le había regalado el hilo mágico. 
“¿Has disfrutado de mi regalo?”, preguntó ella. 
Pedro no vaciló al responder:
 “Al principio fue divertido pero ahora odio esa pelota. La vida me ha pasado sin que me enterase, sin poder disfrutarla.Claro que habría habido momentos tristes y momentos estupendos, pero no he tenido oportunidad de experimentar ninguno de los dos. Me siento vacío por dentro. Me he perdido el don de la vida. 
“Eres un desagradecido, pero igualmente te concederé un último deseo”, dijo la anciana. 
Pedro pensó unos instantes y luego respondió: 
“Quisiera volver a ser un niño y vivir otra vez la vida”. Dicho esto se quedó otra vez dormido.
“Pedro volvió a oír una voz que le llamaba y abrió los ojos. ¿Quien podrá ser ahora?, se preguntó. Cual no sería su sorpresa cuando vio a su madre de pie a su lado. Tenía un aspecto juvenil, saludable y radiante. Pedro comprendió que la extraña mujer del bosque le había concedido el deseo de volver a su niñez. Ni que decir tiene que Pedro saltó de la cama al momento y empezó a vivir la vida tala como había esperado. Conoció muchos momentos buenos, muchas alegrías y triunfos, pero todo empezó cuando tomó la decisión de no sacrificar el presente por el futuro y empezar a vivir el ahora.

Extraído: El monje que vendió su ferrari, Robin S. Sharma

Al lector



La escritura tiende puentes,
por encima de ríos desbordados. 
Detiene a los tiempos,
para rescatar a los ahogados. 

Las letras viajan bajo un rumbo,
envueltas en tinta por gabardina. 
Se convierten en escaleras a tu mundo,
y te regalan esa utopía que ilumina. 

Los soldados de chronos vencidos,
el sabor de cada historia como el mejor vino. 
Regando Caricias al pie del camino. 
y de cada letra, mil sentimientos vividos.