Pages

miércoles, mayo 13, 2015

Dos monjes y un mismo camino




Dos monjes, Tanzán y Ekido, viajaban juntos por un camino embarrado. Llovía a cántaros y sin parar. Al llegar a un cruce se encontraron con una preciosa muchacha, vestida con un kimono y un ceñidor de seda, incapaz de vadear el camino. 


-Vamos, muchacha -dijo Tanzán sin más. Y, levantándola en sus brazos sobre el barro, la pasó al otro lado. 

Ekido no dijo ni una sola palabra, hasta que, ya de noche, llegaron al monasterio. Entonces no pudo resistir más. 

-Los monjes como nosotros -le dijo a Tanzán- no deben acercarse a las mujeres, sobre todo si son bellas jovencitas. Es peligroso. ¿Por qué lo hiciste? 

-Yo la dejé allí -contestó Tanzán-. ¿Es que tú todavía la llevas?

Extraído: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/otras/anon/oriente/los_dos_monjes_y_la_hermosa_muchacha.htm


Ciudad


Un incesante río de emociones,
una ventana abierta al destino. 
El silencio envolviendo el ruido,
Sensaciones por mil caminos. 

Baño en el mar de los andares,
sin un rumbo fijo para navegar. 
En una esquina de mil lugares,
por las letras me dejo llevar. 

Lanzando al aire la imaginación,
envuelto en sabanas de Babilonia.  
Escribiendo sin razón,
peregrino en harmonía. 

Un inmenso mapa sin tesoro,
sin códigos ni signos. 
Reino sin trono,
brújulas buscando caminos.