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jueves, septiembre 21, 2017

Carrera de ranitas




Érase una vez una carrera de “ranitas”. El objetivo era llegar a lo alto de una gran torre. Había en el lugar una gran multitud de espectadores… Mucha gente para apoyar y gritar por ellas. 

Comenzó la competición. Pero como los espectadores no creían que las ranitas pudieran alcanzar lo alto de una torre, lo que más se oía era: “¡Qué pena! Esas ranitas no lo van a lograr, no van a poder…” Y las ranitas comenzaron a desistir. Pero había una que persistía y continuaba la subida en busca del logro. La multitud continuaba gritando”¡qué pena, no lo van a lograr, no lo van a conseguir…!” Y las ranitas estaban desistiendo una por una, menos aquella que continuaba tranquila, cada vez más segura. Y al final de la carrera, todas desistieron, menos ella… La curiosidad se apoderó de todos; querían saber lo que había ocurrido. Y cuando fueron a preguntarle cómo lo había conseguido, cómo logró hacer la prueba, fue cuando descubrieron que era SORDA. 

No permitas que personas con el mal hábito de ser negativas derrumben tus mejores y más sabias esperanzas de tu corazón. 

Recuerda siempre: Hay poder en nuestras palabras y en todo lo que pensamos. Por lo tanto procura ser siempre POSITIVO. 

Sé sordo cuando alguien te dice que tú no puedes realizar tus sueños… Piensa además que tu boca tiene poder: una palabra de aliento a alguien que está pasando un mal momento, puede reanimarlo y ayudarle a salir adelante… Una palabra destructiva puede ser lo único que se necesita para destruirlo… Seamos cuidadosos con lo que decimos. 


Extraído: Internet, http://www.vidaemocional.com

El paso del tiempo




Se encienden las luces de madrugada,
día tras día iluminan el camino. 
Escritos de cada página recordada,
guardados en un corazón de pergamino. 

Encontrando latidos sin olvidos,
encendiendo la habitación construida. 
Desafiando los silencios,
devorando las vivencias cada día. 

Dejando pasar la brisa de la tarde,
contando minutos del despertar de la esperanza. 
Con el abrigo de la sabiduría por estandarte,
cobijado en el refugio de la enseñanza. 

Vivir caminando el viaje determinado,
disfrutando de la dificultad ganada. 
Sabor dulce el sendero caminado,
alegre de la aventura comenzada.