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jueves, agosto 30, 2007

Cada gota


Con cada gota se eleva una ilusion,
parte de la imagen de un sueño.
Se perfila con lineas de deseo,
y se guarda en el centro del corazon.


Cantan dos voces parejas,
por la dulce melodia del amor.
Jugando con las deseadas palabras,
cuentan la historia con pasion.


Y el cielo observa detenido el momento,
cobijando con abrazos de luz.
Dos almas fundidas en una,
representando un beso de dos.

domingo, junio 24, 2007

Un amigo



Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta.

El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta y descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta.

Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta...

Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo:
-"has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta, nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como
las que aquí ves." Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas le devastará, y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física.

Los amigos son joyas preciosas. Nos hacen reír y nos animan a seguir adelante. Nos escuchan con atención, y siempre están prestos a abrirnos su corazón.

La parabola del caballo



Un campesino, que luchaba con muchas dificultades,
poseía algunos caballos para que lo ayudaran en los trabajos de su pequeña hacienda. Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había
caído en un viejo pozo abandonado.

El pozo era muy profundo y sería extremadamente difícil sacar el caballo de allí. El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente, y evaluó la situación, asegurándose que el animal no se había lastimado.

Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate. Tomó, entonces, la difícil decisión: Determinó que el capataz sacrificase al animal tirando tierra en el
pozo hasta enterrarlo, allí mismo.

Y así se hizo...

Los empleados, comandados por el capataz, comenzaron a lanzar tierra adentro del pozo de forma de cubrir al caballo. Pero, a medida que la tierra caía en el animal este la sacudía y se iba acumulando en el fondo, posibilitando
al caballo para ir subiendo.

Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, sino al contrario, estaba subiendo hasta que finalmente, consiguió salir!!! Si estás "allá abajo", sintiéndote poco valorado, y los otros lanzan sobre ti la tierra de la incomprensión, la falta de oportunidad y de apoyo, recuerda el caballo de esta historia.

No aceptes la tierra que tiraron sobre ti, sacúdela y sube sobre ella.

Y cuanto más tiren, más irás subiendo, subiendo, subiendo... Lo importante es levantarse si es que se ha caído, siempre valemos lo mismo para Dios. Y ninguna persona nos puede quitar ese valor.

Mis sueños



Te guardo flor de los sueños,

te riego con la ilusión de cada uno de mis días.

Guardando en tu jardín de los deseos,

los sentimientos de todas mis alegrías.


Me pregunto cual es el camino,

que margenes son los marcan mi vida.

Evitando caer en los pasos del olvido,

marcando cada uno de mis momentos con una sonrisa.


Vuelo por mi mundo imaginario,

disfruto de cada una de mis ilusiones.

Lucho por convertir en realidad este reino,

por que mis manos dibujen mil pasiones.

Hoy me siento



Hoy me siento tan grande,

regalado de vida,

lleno de aire.


Hoy me siento tan lleno,

diamantes por ojos,

sin sueños rotos.


Hoy camino simplificando,

paso a paso espero,

el fruto del arbol del deseo.


Hoy quiero esa felicidad,

me aferro al trato de la vida,

le pongo los puntos a la sinceridad.

Soñar


Y al dibujar tu figura,
en el sueño de una noche melancólica.
Me envuelve un silencio que dura,
un parpadeo de una frase poética.

Aferrado a la esquina del deseo,
pendiente del hilo de la locura.
Bajo la luz de un infinito paseo,
esperando que me regale la lluvia pura.

Me dejo viajar por mi corazón,
cada día, por los sueños de la ilusión.
Encontrando el camino alejado de la razón,
embriagado por sueños de pasión.

martes, mayo 01, 2007

Naufrago



Naufrago de esa ternura de corazón,

viajero de un sueño sincero.


Suspiro al aire palabras de pasión,

por compartir contigo ese cielo.


Adueñado de un destido imaginado,

calmando la locura de tu figura.


Caminando por un sendero soñado,

embuelto en la luz de tu mirada.


Por compañero un fiel deseo,

mil abrazos de color infinito.


Besos alzados al cielo,

para ser escuchado por un sol divino.
...
bako 21 enero 2007

Los cien días del plebeyo



Una bella princesa estaba buscando marido. Nobles y ricos pretendientes llegan de todas partes con maravillosos regalos: joyas, tierras, ejércitos, tronos etc. Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo que no tenía más riqueza que el amor y la perseverancia. Cuando llegó el momento de hablar, dijo:

-Princesa, te he amado toda la vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor. Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropa que las que llevo puesta. Esa será mi dote.
La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar:

-Tendrás la oportunidad: si pasas esa prueba, me desposarás.
Así pasaron las horas y los días. El pretendiente permaneció afuera del palacio, soportando el sol, los vientos, la nieve y las noches heladas. Sin pestañar, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente súbdito siguió firme a su empeño sin desfallecer un momento.

De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, que con un noble gesto y una sonrisa aprobaba la faena. Todo iba bien a las mil maravillas, se hicieron apuestas y algunos optimistas comenzaron a planear los festejos.
Al llegar el día noventa y nueve, los pobladores de la zona salieron a animar al próximo monarca. Todo era alegría y jolgorio, pero cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la princesa, el joven se levantó y, sin dar explicación alguna, se alejo lentamente del lugar donde había permanecido cien días.
Unas semanas después, mientras deambulaban por un solitario camino, un niño de de la comarca lo alcanzó y le preguntó directamente:

-¿Qué te ocurrió? Estabas a un paso de lograr la meta, ¿por qué perdiste esa oportunidad? ¿Por qué te retiraste?

Con profunda consternación y lágrimas mal disimuladas, el plebeyo contestó en voz baja:
-La princesa no me ahorró ni un día de sufrimiento, ni siquiera una hora. No merecía mi amor.