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sábado, octubre 17, 2009

El plantador de datiles





En un oasis escondido entre los más lejanos paisajes del desierto, se encontraba el viejo Elihau de rodillas, a un costado de algunas palmeras datileras. Su vecino Hakim, el acaudalado mercader, se detuvo en el oasis a abrevar sus camellos y vio a Elihau transpirando, mientras parecía cavar en la arena.

—¿Qué tal anciano? La paz sea contigo.


—Contigo –contestó Elihau sin dejar su tarea.

—¿Qué haces aquí, con esta temperatura, y esa pala en las manos?

—Siembro –contestó el viejo.

—¿Qué siembras aquí, Elihau?

—Dátiles –respondió Elihau mientras señalaba a su alrededor el palmar.

—¡Dátiles! –repitió el recién llegado, y cerró los ojos como quien escucha la mayor estupidez comprensivamente—. El calor te ha dañado el cerebro, querido amigo. Ven, deja esa tarea y vamos a la tienda a beber una copa de licor.

—No, debo terminar la siembra. Luego si quieres, beberemos...

—Dime, amigo: ¿cuántos años tienes?
—No sé... sesenta, setenta, ochenta, no sé... lo he olvidado... pero eso ¿qué importa?

—Mira, amigo, los datileros tardan más de cincuenta años de crecer y recién después de ser palmeras adultas están en condiciones de dar frutos. Yo no estoy deseándote el mal y lo sabes, ojalá vivas hasta los ciento un años, pero tú sabes que difícilmente puedas llegar a cosechar algo de lo que hoy siembras. Deja eso y ven conmigo.


—Mira, Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró, otro que tampoco soñó con probar estos dátiles. Yo siembro hoy, para que otros puedan comer mañana los dátiles que hoy planto... y aunque sólo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea.


—Me has dado una gran lección, Elihau, déjame que te pague con una bolsa de monedas esta enseñanza que hoy me diste –y diciendo esto, Hakim le puso en la mano al viejo una bolsa de cuero.

—Te agradezco tus monedas, amigo. Ya ves, a veces pasa esto: tú me pronosticabas que no llegaría a cosechar lo que sembrara. Parecía cierto, y sin embargo, mira, todavía no termino de sembrar y ya coseché una bolsa de monedas y la gratitud de un amigo.


—Tu sabiduría me asombra, anciano. Esta es la segunda gran lección que me das hoy y es quizás más importante que la primera. Déjame pues que pague también esta lección con otra bolsa de monedas.

—Y a veces pasa esto –siguió el anciano y extendió la mano mirando las dos bolsas de monedas—: sembré para no cosechar y antes de terminar de sembrar ya coseché no sólo una, sino dos veces.


—Ya basta, viejo, no sigas hablando. Si sigues enseñándome cosas tengo miedo de que no me alcance toda mi fortuna para pagarte...


Extraido: Cuentos para Demián, Jorge Bucay

lunes, octubre 05, 2009

En el recuerdo


Con puñados de alma blanca,
gritos a los cuatro vientos.
Lanzando escritos en una bella danza,
donde bailan dos enamorados.

Se funden el tiempo y la armonia,
decorando con pinceles;
espumas de sueños con alegria,
viviendo en la mas bella utopia.

Y todo aquello que roza el momento,
se quedará como una melodia
Y todo aquello que vive en el recuerdo,
embellece la poesia.

lunes, septiembre 28, 2009

Dejame despertarte


Dejame despertarte en un tierno amanecer,
escribiendo versos invisibles sobre tu mirada.
Donde en un mar de sabanas, el querer,
sea el dueño de nuestra morada.

Dejame despertar tu dulce mirada,
fundiendo, junto a la sinfonia de nuestros corazones,
que nacen de la magia dorada,
mil y un besos vestidos de sentimientos.

Dejame despertarte con la magia de las palabras,
con versos escritos con el alma.
Dejame despertarte cada dia al alba,
y fundir nuestros corazones en las brasas.

miércoles, septiembre 23, 2009

La chimenea




Un joven que había estudiado lógica, acudió a un rabino y solicitó ser instruido en Talmud.
"¿Lógica?" - preguntó el rabino - "dudo que eso sea suficiente para estudiar Talmud, pero te tomaré una prueba. Supongamos que dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?"

"Eso es fácil, el de la cara sucia" - respondió el estudiante

"Incorrecto" - dijo el rabino - "el de la cara limpia. Veamos: el de la cara sucia mira al de la limpia y piensa que su cara también está limpia. El de la cara limpia mira al de la sucia y piensa que su cara está sucia, así que él se lava la cara."

"No pensé en eso" - admitió el joven - "deme otra oportunidad".

"Volvamos a empezar. Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?" - Planteó el rabino.

"Recién hemos respondido, aquel con la cara limpia" - contestó el estudiante.

"No. Ambos se lavan la cara - dijo el rabino - Aquel con la cara sucia mira al de la limpia y piensa que su cara está limpia también. Pero el de la cara limpia mira al de la sucia, y piensa que su cara también lo está, entonces se lava. Cuando el de la cara sucia ve que el de la limpia lava su cara, él también se lava. Por lo tanto ambos lavan su cara".

"No me di cuenta de esa alternativa" - expresó el joven - "deme otra oportunidad".

"Está bien. Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?" - Preguntó el rabino.

"Ambos lavan su cara" - respondió con énfasis el estudiante.

"No. Ninguno de los dos". - Dijo el rabino - "Aquel con la cara sucia mira al de la limpia y piensa que la suya también lo está. El de la cara limpia mira al de la sucia, y piensa que su cara también está sucia. Pero cuando él ve que el hombre de la cara sucia no se lava, él tampoco se lava. Por lo tanto ninguno se lava."

"Una última oportunidad y le demostraré que puedo estudiar Talmud" - pidió el joven.
"Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?" - Volvió a plantear el rabino.

"Ninguno" - exclamó triunfalmente el estudiante.

"¿Ves ahora por que la lógica no es suficiente para estudiar Talmud? ¿Cómo es posible que dos hombres que bajan por la misma chimenea, uno salga con la cara sucia y otra con la cara limpia? ¿No ves que la pregunta es tonta? Y si intentas contestar preguntas tontas, tu respuesta será tonta. Así que aprende algo más de lógica antes de que intentes estudiar el Talmud." - Sugirió el rabino.

Extraido: Internet

miércoles, septiembre 16, 2009

EL ultimo trato (La felicidad)



Una mañana iba yo por la pedregosa carretera, cuando espada en mano, llegó el Rey en su carroza.

"¡Me vendo!", grité.
El Rey me cogió de la mano y me dijo:
"Soy poderoso, puedo comprarte."
Pero de nada le valió su poderío y se volvió sin mí en su carroza.
Las casas estaban cerradas en el sol del mediodía y yo vagaba por el callejón retorcido cuando un viejo cargado con un saco de oro me salió al encuentro. Dudó un momento, y me dijo:
"Soy rico, puedo comprarte."
Una a una ponderó sus monedas. Pero yo le volví la espalda y me fui.
Anochecía y el seto del jardín estaba todo en flor. Una muchacha gentil apareció delante de mí, y me dijo:
"Te compro con mi sonrisa."
Pero su sonrisa palideció y se borró en sus lágrimas. Y se volvió sola otra vez a la sombra.
El sol relucía en la arena y las olas del mar rompían caprichosamente. Un niño estaba sentado en la playa jugando con las conchas. Levantó la cabeza y, como si me conociera, me dijo:
"Puedo comprarte con nada."
Desde que hice este trato jugando, soy libre.

Extraido de: internet, http://hoyquierocontarte.blogspot.com

jueves, septiembre 10, 2009

Letras en la noche


Y la noche da un trago al tiempo,
perdiéndose en los recuerdos.
Y a la dulce luz del momento,
nacen palabras y brotan sueños.


Un suave caricia sobre el papel imaginario,
surgen de la nocturna fuente,
sentimientos del reino de la mente,
plasmados, mas tarde, con la pluma de un diario.


La noche da cobijo a los escritores,
es la dama imaginaria y musa de los lienzos,
donde, no es el pincel, sino la pluma,
la que dibuja, junto palabras, mil flores.

miércoles, septiembre 09, 2009

La carreta vacia



Caminaba con mi padre, cuando se detuvo en una curva y, después de un pequeño silencio, me preguntó:

- ¿Oyes algo más, que el cantar de los pájaros?

Agudicé mis oídos y algunos segundos después, le respondí:
- Sí, es el ruido de una carreta.

- Éso es, -me dijo.- Es una carreta vacía.

Pregunté a mi padre:
- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la hemos visto?

Entonces, otra vez mas, me mostró su sabiduría:
- Es muy fácil darse cuenta: "Cuánto mas vacía está la carreta, mayor es el ruido que hace".


"Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y tratando con superioridad a los demás... O a aquellos, que no pueden estar sin el estímulo de parlantes o de un televisor, que impiden todo tipo de diálogo, tengo la impresión de oir la voz de mi padre diciendo:

- "Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace". Y a la vez : "cuánto se regocija el corazón, cuando vemos pasar una carreta repleta de carga preciosa... Silenciosa... Plena.

Extraido de internet, popular.

jueves, septiembre 03, 2009

Con las manos abiertas




Un dia un chico de trece años paseaba por la playa con su madre. hubo un momento en que la miró con insistencia y le preguntó:
-Mamá, ¿qué puedo hacer para conservar un amigo que he tenido mucha suerte de encontrar?
La madre pensó unos momentos, se inclinó y recogió arena con sus dos manos. Con las dos palmas abiertas hacia arriba, apretó una de ellas con fuerza. La arena se escapó entre los dedos. Y cuanto más apretaba el puño, más arena se escapaba. En cambio, la otra mano permanecía bien abierta: allí se quedó intacta la arena que había recogido.
El chico observó maravillado el ejemplo de la madre entendiendo que, sólo con abertura y libertad, se puede mantener una amistad, y que el hecho de intentar retenerla o encerrarla, significaba perderla.

Autores: Jaume Soler y M: Mercé Conangla, del libro Aplicate el cuento.


jueves, agosto 27, 2009

El picador de piedras




Cuenta la leyenda que un humilde picador de piedra vivía resignado en su pobreza, aunque siempre anhelaba con deseo convertirse en un hombre rico y poderoso. Un buen día expresó en voz alta su deseo y cuál fue su sorpresa cuando vio que éste se había hecho realidad: se había convertido en un rico mercader.

Esto le hizo muy feliz hasta el día que conoció a un hombre aún más rico y poderoso que él. Entonces pidió de nuevo ser así y su deseo le fue también concedido. Al poco tiempo se cercioró de que debido a su condición se había creado muchos enemigos y sintió miedo.

Cuando vio cómo un feroz samurai resolvía las divergencias con sus enemigos, pensó que el manejo magistral de un arte de combate le garantizaría la paz y la indestructibilidad. Así que quiso convertirse en un respetado samurai y así fue.

Sin embargo, aún siendo un temido guerrero, sus enemigos habían aumentado en número y peligrosidad. Un día se sorprendió mirando al sol desde la seguridad de la ventana de su casa y pensó: "él si que es superior, ya que nadie puede hacerle daño y siempre está por encima de todas las cosas. ¡Quiero ser el sol!".

Cuando logró su propósito, tuvo la mala suerte de que una nube se interpuso en su camino entorpeciendo su visión y pensó que la nube era realmente poderosa y así era como realmente le gustaría ser.

Así, se convirtió en nube, pero al ver cómo el viento le arrastraba con su fuerza, la desilusión fue insoportable. Entonces decidió que quería ser viento. Cuando fue viento, observó que aunque soplaba con gran fuerza a una roca, ésta no se movía y pensó: ¡ ella sí que es realmente fuerte: quiero ser una roca ! Al convertirse en roca se sintió invencible porque creía que no existía nada más fuerte que él en todo el universo.

Pero cuál fue su sorpresa al ver que apareció un picador de piedra que tallaba la roca y empezaba a darle la forma que quería pese a su contraria voluntad. Esto le hizo reflexionar y le llevó a pensar que, en definitiva, su condición inicial no era tan mala y que deseaba de nuevo volver a ser el picador de piedra que era en un principio.

Autor: Marc E. Boillat de Corgemont Sartorio

miércoles, agosto 19, 2009

Silencio en los momentos


De la luz de mis recuerdos,
con tenue blancura amanece,
la ilusión de mis deseos,
las palabras acompañan a un amor que crece.

Cierro los ojos y me dejo llevar,
a la utopía de mis sueños.
Donde el tiempo no manda los momentos,
y cada silencio me enseña a amar.

La magia hace su aparición,
dandole forma a mis pensamientos.
Y la brisa que viste este instante,
enmarcando este momento en el corazón.

Noches de verano


Llegaron las noches de verano,
dibujando sueños sobre la arena.
Compartiendo cada momento a mi lado,
respirando al compás de la marea.

Rompiendo las limitaciones del tiempo,
intimidandolo con abrazos y besos.
Escribiendo sobre cada momento,
la imagen de los mas dulces sueños.

Ha vuelto el verano a mi vera,
y susurrando el sol,
a dos complices que navegan,
por los rios del amor.

martes, julio 28, 2009

El circulo del odio



Un importante señor gritó al director de su empresa, porque estaba enojado en ese momento.

El director llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de que estaba gastando demasiado, porque había un abundante almuerzo en la mesa.

Su esposa gritó a la empleada porque rompió un plato.

La empleada dio un puntapié al perro porque la hizo tropezar.

El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque estaba obstaculizando su salida por la puerta.

Esa señora fue al hospital para ponerse la vacuna y que le curaran la herida, y gritó al joven médico, porque le dolió la vacuna al ser aplicada.

El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado.

Su madre, tolerante y un manantial de amor y perdón, acarició sus cabellos diciéndole: - 'Hijo querido, prometo que mañana haré tu comida favorita. Tú trabajas mucho, estás cansado y precisas una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas, para que puedas descansar en paz. Mañana te sentirás mejor'. Bendijo a su hijo y abandonó la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos...

En ese momento, se interrumpió el CÍRCULO DEL ODIO, porque chocó con la TOLERANCIA, la DULZURA, el PERDÓN y el AMOR.

Si tú eres uno de los que ingresaron en un CIRCULO DE ODIO, acuérdate que puedes romperlo con TOLERANCIA, DULZURA, PERDÓN Y AMOR.


Extraido: Internet