Un gran general, llamado Nobunaga, había tomado
la decisión de atacar al enemigo, a pesar de que sus tropas fueran ampliamente
inferiores en número. Él estaba seguro que vencerían, pero sus hombres
no lo creían mucho. En el camino, Nobunaga se detuvo delante de un santuario Shinto. Declaró a sus guerreros:
-Voy a recogerme y a pedir la ayuda de los
kamis. Después lanzaré una moneda. Si sale cara venceremos, si sale cruz perderemos. Estamos en las
manos del destino.
Después de haberse recogido unos instantes,
Nobunaga salió del templo y arrojó una moneda. Salió cara. La moral de las tropas se inflamó de golpe.
Los guerreros, firmemente convencidos de salir victoriosos combatieron con
una intrepidéz tan extraordinaria que ganaron la batalla rápidamente.
Después de la victoria, el ayuda de campo del
general le dijo:
-Nadie puede cambiar el destino. Esta victoria
inesperada es una nueva prueba.
-¿Quién sabe? -respondió el general, al mismo
tiempo que le enseñaba una moneda... trucada, que tenía cara en ambos lados.
Extraido: Internet, http://www.kenwakai.org/koan.htm
1 comentarios:
Hola Christian.
Hacía tiempo que no te leía y me ha dado mucha alegría. Podemos sacar una excelente moraleja del cuento. Gracias por compartirlo.
Un abrazo.
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