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jueves, enero 15, 2015

El capitán



La incesante ola de pensamientos,
Azotaba el barco de la mente. 
El viento de los momentos,
Perfilaba un bello horizonte. 

Un susurro peinando el timón,
Dirigiendo las manos del capitán. 
Lluvia de tormenta a babor,
Un sol radiante a estribor. 

El viaje nunca se sabe cuando comenzó,
El tiempo no existe en su reloj. 
Aferrando sus manos al timón,
Por mapa, la razón y su corazón. 

lunes, noviembre 17, 2014

Dos corazones




Bajo la infinita noche de dos lunas, 
me regaláis mil y un sueño.
Bajo la harmonía de dos corazones al compás,
viviendo con un suspiro ese mágico momento. 

Respiro y me embriago del aroma que me regaláis,
mientras las palabras acunan un sentimiento.
La voz de caricias en un romántico puerto,
De donde zarpan cada sueño que me dedicáis. 

Bajo una noche que detuvo el tiempo,
dos miradas y un silencio de mil palabras.
Bajo una noche dos corazones,
uno grande, y uno pequeño.

lunes, agosto 11, 2014

Surgir de momentos



Brisa llena de silencio, 
música en algún rincón. 
Palabras que surgen al momento,
escritor dominado por su pasión.

Domina la noche las agujas de ningún reloj,
pinceladas de una guitarra ausente.
Movimientos lentos bajo la canción,
y un texto se forma en el mundo de su mente. 

Pisadas en el camino del viajero,
pautas en ese viejo tintero. 
Magia en lo sincero,
libertad de un corazón completo. 

lunes, abril 07, 2014

La recompensa del desierto




Hace mucho tiempo había un joven comerciante llamado Kirzai, cuyos negocios lo obligaron a viajar un día al pueblo de Tchigan, situado a doscientos kilómetros de distancia. Por lo común, el habría tomado la ruta que seguía el borde de las montañas, lo que le habría permitido hacer la mayor parte del viaje protegido del sol.
Pero en esta ocasión, Kirzai sufría la presión del tiempo. Era urgente que llegara a Tchigan lo mas pronto posible, de modo que decidió tomar el camino directo a través del desierto de Sry Darya. El desierto de Sry Darya es conocido por la intensidad de su sol y muy pocos se atreven a correr el riesgo de cruzarlo. No obstante, Kirzai dio de beber a su camello, lleno sus alforjas y emprendió el viaje.

Varias horas después de partir empezó a levantarse el viento del desierto. Kirzai refunfuño para sus adentros y apuro el paso del camello. De repente se detuvo, estupefacto. A unos cien metros delante de el se levanto un gigantesco remolino de viento. Kirzai nunca había visto nada semejante. El remolino arrojaba todo en derredor de una extraña luz purpúrea y hasta el color de la arena había cambiado. Kirzai titubeó. ¿Debía hacer un largo rodeo a fin de evitar esa extraña aparición o debía seguir siempre derecho? Kirzai tenia mucha prisa, sentía que no disponía de tiempo para tomar el camino más lento, de modo que agachó la cabeza, encorvó los hombros y avanzó.

Para su sorpresa, en el momento en que penetró en la tormenta todo se volvió mucho más calmo. El viento no azotaba ya con tanta fuerza contra su cara. Se sintió contento de haber tomado la decisión correcta. Pero de pronto se vio obligado a detenerse otra vez. Un poco más adelante, un hombre yacía estirado sobre el suelo junto a su camello acuclillado. Kirzai desmonto de inmediato para ver que pasaba. La cabeza del hombre estaba envuelta en una chalina, pero Kirzai vio que era viejo. El hombre abrió los ojos, miró con atención a Kirzai durante un instante y después habló con un susurro ronco.

-¿Eres .... tú? 

-Kirzai rió y sacudió la cabeza.

 -¿Qué? ¡No me digas que sabes quien soy! ¿Mi fama se ha extendido hasta el desierto de Sry Darya? 

-Pero tu anciano, ¿quién eres? 

-El hombre no dijo nada. 

-De todos modos -continuó Kirzai- , Tú no estas bien. ¿Adonde vas? 

-A Givah -suspiró el viejo-, pero no tengo más agua.

Kirzai reflexionó. Sin duda podía compartir un poco de su agua con el anciano, pero si lo hacia se arriesgaba a quedarse sin agua él mismo. Sin embargo, no podía dejarlo así. No se puede dejar morir a un hombre sin echar una mirada atrás.

 "Al diablo con mis planes -pensó Kirzai- , sólo necesito encontrar mi camino hasta el sendero que corre a lo largo de las montañas, en caso de necesitar más agua. ¡Una vida humana vale mucho más que un compromiso de negocios!"Ayudó al viejo a tomar un poco de agua, llenó una de sus cantimploras y después lo ayudó a montar su camello.

-Sigue derecho por ese camino -le recomendó mientras apuntaba con el dedo- y en dos horas estarás en Givah.

 El anciano hizo una señal de agradecimiento con las manos y antes de irse miró un largo rato a Kirzai y pronunció estas extrañas palabras:

 -Algún día el desierto te recompensará. 

Entonces acicateo a su camello en la dirección que Kirzai le había indicado. Kirzai continuó su viaje. La oportunidad que lo esperaba en Tchigan sin duda estaba perdida, pero se sentía en paz consigo mismo.

Paso el tiempo. Treinta años después, los negocios llevan a viajar a Kirzai de continuo de una parte a otra entre Givah y Tchigan. No se había hecho rico, pero lo que ganaba era suficiente para proporcionar una buena vida a su familia. Kirzai no pedía mas que eso.
Un día, mientras vendía cueros en la plaza del mercado de Tchigan, se enteró de que su hijo estaba enfermo de gravedad. Era urgente que fuera a verlo de inmediato. Kirzai no vacilo. Recordó el atajo a través del desierto que había tomado treinta años atrás. Dio agua a su camello, llenó sus cantimploras y partió.
A lo largo del camino libró una batalla contra el tiempo, azuzando sin cesar a su camello. No se detuvo ni disminuyo la marcha mientras bebía agua, y por esas razón ocurrió el accidente. La cantimplora se le cayo de pronto de las manos y antes que pudiera bajarse para recuperarla, el agua desapareció en la arena. Kirzai profirió una maldición. Con una sola cantimplora llena era imposible cruzar el desierto. Pero al pensar en su hijo, el viejo se obligo a seguir adelante.

-¡Tengo que hacerlo! ¡Lo haré!

El sol del desierto de Sry Darya es despiadado. Le importa poco por qué o para qué fines un hombre trata de desafiar sus rayos, arde inexorablemente siempre con la misma fuerza e intensidad. Kirzai pronto comprendió que había cometido un gran error. Se le resecó la lengua y la piel le quemaba. La única cantimplora restante ya estaba vacía. Y ahora, para su desazón, vio que empezaba una tormenta de arena. Kirzai se envolvió la cabeza con su chalina, cerro los ojos y dejo que el camello lo llevara adelante a donde fuera. Ya no era conciente de nada. Un gigantesco remolino de viento se levantó frente a él. Despedía una suave luz purpúrea, pero Kirzai seguía inconsciente y no vio nada. Su camello entró en el remolino de viento, avanzó unos pocos pasos y entonces, en forma abrupta, se sentó. Kirzai cayo al suelo. "Estoy terminado -pensó- ¡Mi hijo nunca volverá a verme!"

De repente, sin embargo, dio un grito de alegría. Un hombre montado en un camello avanzaba hacia él. Pero cuanto más se acercaba el hombre, tanto más la alegría de Kirzai se convertía en estupefacción. Este hombre que ahora desmontaba de su camello .... ¡Kirzai lo conocía!Reconoció su propio rostro juvenil, sus ropas .... ¡y hasta el camello que montaba! Un camello que el mismo había comprado por dos valiosos jarrones muchos años antes.

Kirzai estaba seguro: ¡el joven que venia a ayudarlo era él mismo ! ¡ Era el mismo Kirzai tal como era treinta años antes!

-¿Eres .... tú? -balbuceo Kirzai con un susurro ronco. 

El joven lo miro y rió. -¿Qué? ¡No me digas que sabes quien soy! ¿Mi fama se ha extendido hasta el desierto de Sry Darya? Pero tú, anciano, ¿quién eres? 

-Kirzai no contestó. No sabia que hacer. ¿Debía decirle al joven quien era, o no decir nada? Mientras tanto el joven continuo: 

-De todos modos, tú no estas bien. ¿Adonde vas?

-A Givah -respondió Kirzai-. Pero no tengo mas agua.

Kirzai vio que el joven reflexionaba en silencio acerca de la situación y supo con exactitud lo que pasaba por su mente: ¿debía ayudar a Kirzai o continuar para atender sus propios asuntos? Pero Kirzai también supo cual seria la decisión y sonrió al observar que el joven le ofrecía un trago de agua. Después, el joven le lleno la cantimplora vacía, lo ayudo a montar su camello y apunto con un dedo.

-Sigue derecho por ese camino y en dos horas estarás en Givah.

El viejo Kirzai miro un largo rato al joven que alguna vez había sido él mismo y le hizo una señal de agradecimiento. Hubiera deseado hablar con él de muchas cosas, pero solo logro encontrar estas palabras: 

-Algún día el desierto te recompensará.

 Y entonces partió de prisa hacia Givah, donde lo esperaba su hijo. Kirzai llego a ser un hombre sabio, respetado por todos. Y cuando contaba este extraño cuento, todos los que lo escuchaban le creían. Desde aquellos tiempos, el desierto de Sry Darya ha sido conocido con el nombre de Samavstrecha, que quiere decir:

El desierto donde Uno se encuentra a Sí Mismo.


Extraido: Internet, http://www.personarte.com/recompensa.htm

martes, enero 21, 2014

Ya hace un año


Me sorprendió, ya hace un año una mirada,
unos ojos que me despeinaron el alma. 
Un silencio, una sábana de sentimiento,
de regalo, un infinito tiempo. 

Se sucedieron como los días, los momentos,
tu magia y tus sueños. 
Libertad de tus latidos,
alegría en esa utopía bajo tus ojos. 

Llave de la puerta de mi felicidad,
que esa mirada siempre mantiene abierta. 
Inspiración por cada meta,
emoción en cada segundo de complicidad. 

Y con cada paso brotaban alegrías,
de mi mano, perdidos en un laberinto de maravillas. 
Sin parar de soñar contigo,
sin dejar de vivir y susurrarte, todo lo que te quiero, al oído. 

Se sucedieron como los días, las caricias,
las miradas y las sonrisas.
Y, un día, como hoy ya hace un año, 
naciste, hijo mío, regalándome lo más bonito que podía haber soñado. 




domingo, junio 02, 2013

Tiempo de calma




Se desnudan del reloj sus horas,
Arañando al aire su dulce calma.
Emborrachando la tierra con tu aroma,
Mientras trepan sentimientos a nuestras alturas. 


El tiempo se calma por dentro,
Maestro de nuestro baile de locura. 
Acordes pacientes, arañando miel,
Dos figuras, pintadas bajo las olas del pincel. 


La tenue luz bajo mis dedos,
Dibujan la silueta de tu piel. 
Y se empapa el reloj y sus momentos, 
Se funde la luz, y queda el sentir. 






miércoles, enero 23, 2013

A mi pequeño



La magia llegó de tus ojos,
relegando al señor tiempo a una esquina.
Para compartir juntos ese momento,
y embarcarme en este sueño eterno.


Una primera mirada de vida,
esa respiración en un vals junto a la mía.
 Tus manos guiadas por mi alegría,
 y un sinfín de sentimientos que describiría.


 La magia me la has traido tú,
por un camino hacia mi alma.
En el barco de mi corazón un rumbo fijo,
¿destino?, el amor de mi hijo.

jueves, enero 17, 2013

El asno y el camello




Un asno y un camello caminaban juntos. El camello se movía con pasos largos y pausados. El asno se movía impacientemente tropezándose de vez en cuando.

Al fin el asno dijo a su compañero:

-¿Cómo es que me encuentro siempre con problemas, cayéndome y haciéndome rasguños en las patas, a pesar de que miro cuidadosamente al suelo mientras camino, mientras que tú que nunca pareces ser consciente de lo que te rodea, con tus ojos fijos en el horizonte, mantienes un paso tan rápido y fácil en apariencia?

Respondió el camello:

-Tu problema es que tus pasos son demasiados cortos y cuando has visto algo es demasiado tarde para corregir tus movimientos. Miras a tu alrededor y no evalúas lo que ves. Piensas que la prisa es velocidad, imaginas que mirando puedes ver, piensas que ver cerca es lo mismo que ver lejos. Supones que yo miro el horizonte, aunque en realidad sólo contemplo hacia el frente como modo de decidir qué hacer cuando lo lejano se convierta en cercano. También recuerdo lo que ha sucedido antes y así no necesito mirar hacia atrás y tropezar una vez más. De este modo lo que te parece confuso o difícil se vuelve claro y fácil.
Autor: Idries Shah

La princesa obstinada





Había una vez un Rey que creía que lo que le habían enseñado y lo que él pensaba era lo correcto. Era un hombre justo en muchos aspectos, pero era un hombre limitado para ver más allá de sus ideas.

Un día reunió a sus tres hijas y les dijo:
- “Todo cuanto poseo es vuestro, o lo será. A través de mi obtuvisteis la vida y es mi voluntad la que determina vuestro futuro y por tanto vuestro destino”.

Obedientemente y muy convencidas de esa verdad, sus dos hijas mayores acataron el decreto de su padre.

La tercera hija, no obstante dijo:
- “A pesar de que mi posición me obliga a ser obediente a las leyes, no puedo creer que el destino de mi vida dependa siempre de tu voluntad”

El Rey no pudiendo dar crédito a lo que estaba escuchando, de labios de su propia hija le dijo, muy enojado:
- “Eso lo veremos jovencita”

El Rey ordenó que se la encerrara en una pequeña celda, donde languideció durante años. Mientras tanto, el Rey y sus dos hijas obedientes dilapidaron libremente las riquezas que de otro modo hubieran sido gastadas por ella.

Los habitantes del país, enterados de la situación de su princesa se decían unos a otros:
- “Debe de haber hecho o dicho algo realmente grave, para que un monarca tan sabio y justo, al que no encontramos falta, trate así a su propia sangre”

Claro que ellos no sabían la necesidad que tenía el Rey de sentirse un hombre justo ante todos las cosas.

Aquella noche al Rey no le resultó fácil abandonarse a su reposo. Estaba intranquilo por la decisión tomada y reflexionaba sobre los hechos demostrándose una y otra vez que él tenía razón:

- “Esta joven está en prisión no por su propia voluntad sino por la mía. Esto prueba, de modo suficiente, para cualquier mente lógica que es mi voluntad y no la de ella la que determina su destino”

Hasta que finalmente abatido por el cansancio se quedo dormido

Por la mañana el Rey despertó con la idea de ir a visitar a su hija a la celda donde estaba encerrada. Quería persuadirla para que cambiase de idea, pero la joven aunque pálida y debilitada por su encierro rehusó a cambiar de actitud.

Finalmente la paciencia del Rey llego a su límite:
- Hija mía tu continuo desafío solo logrará enojarme aun más y además aparentemente debilitará mis derechos y mi autoridad. Ya el pueblo comienza a murmurar. Podría matarte y acabar de una vez con todo esto pero da gracias a que soy un hombre misericordioso….por lo tanto, he decidido que para que no me crees más problemas te destierro a un desierto que linda con mi territorio. Es un desierto poblado por bestias salvajes, excéntricos y proscritos incapaces de sobrevivir en nuestra sociedad racional.
- Allí pronto descubrirás si puedes llevar otra vida que no sea la de tu familia, y si lo logras, tú verás si la prefieres a la nuestra.

La orden del rey fue rápidamente acatada y la princesa fue conducida a la frontera del país donde fue puesta en libertad.

La princesa se encontró en un territorio salvaje que guardaba poca semejanza con el ambiente protector en el que ella se había criado. Pero pronto se dio cuenta que una cueva podía servir de casa, que los frutas provenían tanto de los árboles, como de los platos de oro y que el calor provenía del sol. Este desierto tenía un clima y una forma de existir propia.

Después de un tiempo ella se había organizado tan bien su vida que tenía agua de los manantiales, vegetales de la tierra y fuego de un árbol ardiendo sin llama.

- “He aquí un lugar cuyos elementos se integran formando una unidad pero ni individual ni colectivamente obedecen a las órdenes de mi padre.” – pensaba la joven.

Un día un viajante perdido – casualmente un hombre de gran riqueza y muy guapo – se encontró con la princesa exiliada y se enamoró de ella y la llevo a su país donde se casaron.

Después de un tiempo, ambos decidieron volver al desierto donde se habían conocido y construyeron una enorme y próspera ciudad. Allí su sabiduría, sus recursos se expresaron plenamente y los excéntricos, muchos de ellos considerados locos, armonizaron completa y provechosamente con esta vida de múltiples facetas.

La ciudad y la campiña que la rodeaban se hicieron famosas por todo el mundo. Y por decisión unánime del pueblo la princesa y su esposo fueron elegidos los monarcas de este nuevo e ideal Reino, que pronto eclipsó en poder y belleza al del padre de la princesa.

El Rey escuchó hablar de aquel extraño lugar surgido del desierto, donde él había exiliado a gente de su reino que despreciaba, y a su hija.

Muchas sensaciones de curiosidad, temor, celos y envidia se debatían en su interior.

El Rey decidió visitar aquel lugar extraño y misterioso del que tanto le habían hablado. Todo se dispuso para realizar el largo viaje que duró 7 días y sus 7 noches.

Cuando llegó aquel país, fue recibido en el salón del trono, donde la joven pareja estaba sentada. El Rey se inclinó ante sus majestades y al levantar la cabeza, pudo reconocer la mirada de su hija, que le susurro al oído estas palabras llenas de amor y entendimiento:

- “Ya ves Padre como cada hombre y cada mujer tiene su propio destino y su propia elección”.

Extraido: Internet, http://despacitoaloido.blogspot.com.es/ 

lunes, octubre 15, 2012

En manos del destino




     Un gran general, llamado Nobunaga, había tomado la decisión de atacar al enemigo, a pesar de que sus tropas fueran ampliamente inferiores en número. Él estaba seguro que vencerían, pero sus hombres no lo creían mucho. En el camino, Nobunaga se detuvo delante de un santuario Shinto. Declaró a sus guerreros:
 
-Voy a recogerme y a pedir la ayuda de los kamis. Después lanzaré una moneda. Si sale cara venceremos, si sale cruz perderemos. Estamos en las manos del destino.

Después de haberse recogido unos instantes, Nobunaga salió del templo y arrojó una moneda. Salió cara. La moral de las tropas se inflamó de golpe. Los guerreros, firmemente convencidos de salir victoriosos combatieron con una intrepidéz tan extraordinaria que ganaron la batalla rápidamente.

Después de la victoria, el ayuda de campo del general le dijo:
-Nadie puede cambiar el destino. Esta victoria inesperada es una nueva prueba.

-¿Quién sabe? -respondió el general, al mismo tiempo que le enseñaba una moneda... trucada, que tenía cara en ambos lados.

Extraido: Internet, http://www.kenwakai.org/koan.htm

domingo, octubre 07, 2012

Atardecer





Con un bocado al atardecer,
Refugiado en música de sentimientos.
Fluyen palabras en una cascada de recuerdos,
Bajo un escenario dueño de mi ser.

Dulce brisa de pinceladas terciopelo,
reflejos encendidos bajo letras en armonía.
Momento de utopía en un reino eterno,
libertad para una imaginación de fina arena.

Muerde mi pluma, una vez más la poesía,
Regalándome un camino, un viaje.
Susurrando a fuego de melodía,
Mostrándome la magia de la calle.


martes, septiembre 18, 2012

Sabor calma



Mis manos rozan el aire que me rodea,
escondiendo y robandodole los minutos al tiempo.
Cediendo el trono de este momento,
a una imaginación bohemia.

Me dejo llevar por los susurros de mi corazon,
desnudando los sentimientos.
Me dejo llevar sin la razón,
liberando un sinfin de palabras y recuerdos.

Me rodeo de movimiento sin moverme,
escribo en una hoja de sueños invisible.
Disfruto de este magico momento,
porque yo soy su dueño, y no  el tiempo.